Última serenata

Tantas noches idas de vagar sin destino,
ni en sueños el camino se presenta menos
despierto ante tu mirada perturbadora.

Cada canto que te entregué en silencio
yacen ahora en mis recuerdos, en los tuyos
no existen pues nunca salieron de mi boca.

Si hubo un luego y temprano habrá un
último tarde, y confundiré nuevamente
mis palabras que caeran en llanto ante ti.

Hay serenata mía, no te cansas de llorar
penas y temores y agravias la soledad que
con ellas llega, canta al fin tu canto y déjame...

Callando mis miedos

Noches y dias, la misma idea rondando en mi cabeza.
Pensar ya no calma mi ansiedad, menos da serenidad.
Uno a uno los minutos huyen, llevándose consigo
la oportunidad que no veo, ocultando el camino
que busco desde que los días nacen.

Un día y ya no está, un momento que no pudo ser,
una noche entera pensando la primera palabra,
un comienzo para no derramar lágrimas.
Un final que se aleja, pero cada día me tienta
más, no quiero pero no veo mis huellas...

Una sonrisa que no llega, alegría que no invade,
mis manos se aferran del aire que no puede huir,
a tientas me indican donde estoy, pero no es cómodo,
a veces quema, muchas... otras sangran mis heridas
que se abren nuevamente al errar.

Añoro la tranquilidad que viene, demora más de lo
que puedo soportar, apresuro el paso pero no llega
así más rápido.
Un grito que desahoga mi dolor, la niebla cede
y veo más que antes, unas manos...

Palabras que no dicen nada II

Palabas dichas que traicionan el silencio
acuden a mi memoria en tiempos antiguos.
La mala memoria de mis sueños ayudan a entender
que partí solo, y solo confundí el ruido que
nacía en ti con palabras de esperanza.

Una a una las noches acabadas en amaneceres
melancólicos ocuparán aquel rincón reservado
a los buenos momentos, todos aquellos añejos.
Vidas van y vienen llenando nuestros rostros
de sonrisas y lágrimas, la tuya cada día más
lejos, y la mía cada día aún más lejos.

Caminando hoy por la tarde descuidé mis pasos,
tropezando al fin con mis errores, mis caídas.
Demasiadas veces mi llanto desahogué en tu
cariño, y tu amor acariciaba mis penas, y
caminabamos al rato bajo la lluvia sonriente.

La realidad golpea duro cuando se olvidan de ella,
Sin olvidarme de respirar seguí mi camino, hacía
no sé donde. Dejas de verme al momento que
me acerco, ya lo entiendo, tu camino no es el mío.

Donde quiera que vayas cuidate, y si mi recuerdo
te abraza respira ondo y sentirás que estoy...
donde siempre estaré.

Un Extraño desvelo

En qué momento las noches dejaron de serlas,
cuando el día en su eterno torbellino no
tranquiliza ese corazón inquieto y solitario?

Sin conocer más que aquello que me hace buscarte,
intento hacer de una ilógica casualidad algo que el
tiempo no deje en el olvido en un recuerdo sin nombre.

Hoy la lluvia solo refresca y no inunda mis esperanzas,
y aún me da confianza para dar más e inocentes pasos.
Habrá, será, tal vez, quizá... no lo sé, pero aquí estoy.

De qué tiempo no confías tanto como me has dicho,
del que no sabes si tendrás o del que nunca tuviste?

Ingrata noche que en su afán de mantenerme despierto
acercó nuestros caminos. No por no quererlo sino porque
ahora sabré qué me perderé al no tenerlo.

Un paso, una oportunidad que se acerca tanto como se aleja,
un motivo más para hacer de mis noches momentos alejados
de la realidad, mas sin dejar de vivir de día.

Palabras que no dicen nada...

Palabras rotas de tanto llorar en silencio,
deambular cancino por querer huir rápido y sin mirar,
esperanza quebrada por una nueva caída, una más.

En cada rincón de mi mundo se esconde un secreto,
que en mis sueños deja de serlo inundando mi vida entera,
abrigando la felicidad de mis días.

No sé qué tan profundo es, pero el dolor quema,
no me deja dormir y pensar no es más fácil.
Descansando en estas palabras puedo seguir, si.

Ayer te vi en un sueño, y confundí la realidad
con aquello que hoy más deseo. Un te quiero escapaba
de tu boca, y una lágrima caía por la alegría nacida.

Serena está la noche, y las palabras no llegan a raudales,
se quedan quietas y no las alcanzo, lo intento pero
quedo al borde de mi conciencia.

Encuentro ayuda, un ángel toma mi mano y me lleva
hasta mi propia imaginación, y puedo al fin jugar
con ellas como si las conociera de siempre.

Tanto tiempo, un momento, una sonrisa, es solo
un sueño. No distingo mis sueños de mis deseos,
y siento necesidad de despertar para saberlo.

Esa angustia de no saber me ahoga desde siempre,
a veces más, otras menos, pero no me deja en paz
y es ahora cuando siento que no puedo.

Rápidos los días no me dejan sentirlos de verdad,
solo siento que avanzan y no puedo hacer nada
para impedirlo, aún lo intento, pero estoy cansado.

Noche y día, día y noche, mi vida gira en un punto
que no puedo describir con palabras, pero me hace llorar,
e invade mi rostro una pena sin igual.

Ay de este tonto peregrino, que el volver sobre sus
pasos un día no convierta su despedida en un calvario.

Solo el tiempo dirá que será de cada uno, y de mis sueños
tendré solo el recuerdo. Y de la tristeza que ahora
me invade no habrá más que una cicatriz, una más.