Rojo Miel

Breve es el silencio que tras un abrazo
robado queda. Perfecto el sendero tras la
huella de un beso en el tintero.

Hoy mi silencio es de todos, y de nadie
serán mis lágrimas. Gritos y verborreas
serán anunciantes de mi dolor, arrastrando
de la mano un pecho apretado, de un orgullo
herido cuan héroe humillado.

El futuro se aleja a cada segundo
seguido de sueños que no son más de uno.
Y no repito la historia, mas encuentro
la rima perfecta, la sintonía de mis caídas.

Cada tristeza será alegría de un mañana
que no llega, pues larga es la noche, que
durante un tiempo alumbré con sonrisas y cantos.
Ayer dejé de existir mil segundos, renací
luego, y empiezo a caminar nuevamente.
Demoraré cuanto tiempo esté dispuesto acompañarme,
en soledad de lejanía, en amargo desencuentro.

Caerán las hojas en otoño, pero antes disfrutaré
de un calor merecido, al abrigo de un presente
que no quise, de un pasado que no aprende, y
de un futuro que no conoce.