Sumar espera

Ni demasiado, ni poco, tal
vez lo justo, lo necesario.
Pensamos, inventamos, llenar
el tiempo, si no enloquecemos.

Una y otra vez, vueltas interminables,
circulos repetidos, caminar cansado,
ansioso, contando los segundos idos,
olvidando que no será más rápido así.

Las manos aferradas la una a la otra,
en nuestra espalda una gota fría
avanza hacia la gloria, lento, répido,
otra vez lento. Te das cuenta, ríes.

Una palabra, la piensas, sumas más,
una frase, la primera que dirás.
No sirve, aún más desespero te invade.
Sí, ya se ve venir, caminando...

Estando a su lado no sabes cómo, ni qué,
el discurso ha desaparecido de tus labios
que sellan su propia desesperación.
Respiras profundo, aflojas la tensión.

Y todo comienza con una mano tomando
la suya, aferrándola dulcemente, dejas
de pensar y solo la grandeza de lo inexplicable
hace brotar las palabras que solo se dirán esta vez.